En sus ensayos póstumos e inéditos, Oliver Sacks nos habla de las pasiones científicas y personales que le acompañaron toda su vida.
En este nuevo libro de Oliver Sacks volvemos a encontrarnos con su curiosidad infinita, su inmensa erudición y su desbordante personalidad como médico y escritor. Su subtítulo de «Primeros amores y últimos escritos» refleja a la perfección el contenido de este volumen: un recorrido por las pasiones y vivencias de los más de ochenta años de vida de Sacks, en el que nos habla de su primer amor por la química, los museos, las bibliotecas, la natación, la medicina y, sobre todo, de ese gran enigma que le fascinó durante toda su existencia, el cerebro; una recopilación de historias inéditas en las que nos asomamos al mundo de los sueños, de los instintos, del envejecimiento cerebral, de la destrucción de la personalidad, de las virtudes olvidadas de los sanatorios; un resumen también de algunos de los «amores» más perdurables del autor: los arenques, la botánica, los jardines, el libro como objeto. Una obra que se cierra con un ensayo que es a la vez un testamento y una advertencia a la humanidad que viene, «La vida sigue», donde su lúcida visión intenta alumbrar una esperanza.
Todo en su sitio supone una suerte de apéndice a su autobiografía En movimiento: temas esbozados en ella aparecen ahora ampliados y ramificados para acabar conformando una pieza más de esa obra múltiple y omnívora con la que el doctor Sacks, a imitación de su admirado Alexander von Humboldt, pretendió abarcar las versátiles e ingentes facetas del conocimiento humano.