La tía Tula, sin duda la más popular de las novelas de Miguel de Unamuno (1864–1936), es, según su autor, «la historia de una joven que, rechazando novios, se queda soltera para cuidar a unos sobrinos, hijos de una hermana que se le muere. Vive con el cuñado, a quien rechaza para marido, pues no quiere manchar con el débito conyugal el recinto en que respiran aire de castidad sus hijos. Satisfecho el instinto de maternidad, ¿para qué perder su virginidad? Es virgen madre». Pero sobre este cañamazo argumental teje Unamuno una obra cargada de sentidos plurales: Tula, la protagonista, que encarna la concepción tradicional de la familia y de la mujer y que es, a al vez, víctima de ella, ejemplifica la figura del agonista unamuniano dividido en mil contradicciones. Anna Caballé, profesora de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, ofrece en la Introducción un estudio que explora en los distintos planos -ideológico, psicológico y artístico- las numerosas sugerencias que en La tía Tula se condensan