“Cuando llegó el momento de poner las tejas del techo, yo veía tejas dondequiera que iba; reparaba en el material del que estaban hechas, su grosor y su diseño. Y más tarde, cuando fue momento de instalar el piso, lo único que podía ver eran pisos; me fijaba naturalmente en el color, origen, patrón y durabilidad de un piso de madera. Comprendí entonces: cuando miramos el mundo exterior, vemos sólo la pequeña parte que nos interesa. El mundo que vemos no es el universo entero, sino el espacio limitado que le importa a nuestra mente. No obstante, para ella ese pequeño mundo es todo el universo. Nuestra realidad no es el cosmos infinito sino la reducida parte en la que decidimos concentrarnos. La realidad existe porque nuestra mente existe. Sin la mente no habría universo.”