La intención principal de esta antología, que reúne a destacadas poetas norteamericanas de la segunda mitad del siglo XX, es la de explorar la voz lírica de la mujer en un contexto en el que, pese a su relativa abundancia, se percibe una tradición escasa. Como figuras universales de los siglos anteriores, aparecen Safo, Santa Teresa, Sor Juana, Elizabeth Barret Browning y Emily Dickinson, como las únicas trascendentes. Para entender la poesía escrita por mujeres en Estados Unidos, es necesario tener primero una noción de las formas y figuras creadas en el siglo XIX, ya que son los peldaños de una tradición conocida por su impulso cosmopolita pero provinciano a la vez. En este sentido, la presencia de Dickinson es necesaria para establecer un nexo que contextualice esa producción, ya que es la única mujer reconocida por los poetas y la academia como precursora de las formas líricas del siglo XX. Por eso, esta antología se cifra en un verso suyo.