Una vez creyó haber sido cuatro hombres en su vida, pero en esos instantes comprendió que se había quedado muy corto. No había vivido como dos, cuatro ni seis hombres, sino como millares, pues cada día se convertía en alguien un poco diferente.
No había cambiado en un salto gigantesco, sino en un millón de pequeños pasitos.
«Y el más importante es siempre el próximo»