Poseedor de una técnica consumada para la adaptación de obras clásicas, Alejandro Casona (1903–1965) presenta en El caballero de las espuelas de oro, una de sus últimas producciones, una visión de don Francisco de Quevedo en la que lo histórico se entrevera de lirismo. Es tal la maestría del escritor, que textos quevedianos en prosa y verso se hacen vida dramática al servicio de una lección: la de que,. Como don Francisco, uno debe permanecer fiel a sí mismo, a una verdad. Cumpliendo la enseñanza, Casona permanece aquí fiel a su modo de hacer teatro, que conjuga de continuo fantasía y realidad como componentes inseparables de la vida.