Recapitulando: la fotosíntesis no solo genera azúcar como alimento –que luego se transforma en otras moléculas con las que se construye la vida–, sino que además enriquece el aire con el oxígeno que necesitamos muchos organismos (animales, plantas, hongos, bacterias, arqueas, etc.) para vivir. Antes de que existieran las plantas y la fotosíntesis no había oxígeno en el aire de nuestro planeta