La hermana de Rachel había muerto muy joven, y ello le había dejado una cicatriz que, según averiguó el propio Louis a poco de que se casaran, era preferible no tocar. La hermana se llamaba Zelda y había muerto de meningitis espinal. Probablemente, su enfermedad debió de ser larga y terrible, y Rachel estaba en una edad impresionable. Por lo tanto, pensaba Louis, si ella prefería olvidar, tanto mejor.