Una amplia selección de las cartas que forjaron una esperanza y, con el tiempo, un país nuevo. El retrato más íntimo de un hombre excepcional publicado en el centenario de su nacimiento.
Nelson Mandela fue condenado a cadena perpetua en 1962. Tenía 44 años y pasaría 27 entre rejas, 18 de ellos en el tristemente famoso penal de Robben Island, donde los presos eran sometidos a un trato inmisericorde. Nunca flaqueó, jamás perdió la dignidad: ni renunció a sus principios ni permitió que la sinrazón lo envileciera. Durante los 10.052 días de cautiverio escribió cientos de cartas a las autoridades penitenciarias, a sus compañeros de lucha, a familiares o amigos, a su mujer y a sus hijos. En ellas reclama derechos a funcionarios inclementes; insta a proseguir el combate; recuerda momentos felices; muestra cariño, dolor o añoranza; elogia y anima, consuela y aconseja… Las 255 cartas aquí reunidas componen el retrato más completo del héroe que encabezó la liberación de su pueblo y del individuo entrañable que asomaba tras la figura pública, pero son también un documento que refleja como ningún otro la perspectiva humana de un episodio único en la historia contemporánea.
«Nunca he considerado a nadie mi superior, ni fuera ni dentro de la cárcel.»
«Si tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Como haría cualquier hombre que se atreve a llamarse a sí mismo hombre.»
«Nuestra mejor arma, la que el enemigo nunca podrá batir, es la paz.»
Nelson Mandela
«Las palabras de Madiba son una brújula en un mar de cambios, suelo firme en aguas turbulentas.»
Barack Obama