Qué es un asesinato? ¿Y un homicidio? ¿Cómo se organiza un asesino? ¿Qué pasa por su mente? ¿Cuáles han sido los asesinos en serie más sangrientos de la historia? ¿Cómo se lleva a cabo la exploración de un crimen?…
No nos engañemos, somos malos, malísimos. Podemos dejarnos llevar por un momento de ira, por un pronto que no pase de un improperio. Lo malo es que atávicamente estamos programados genéticamente para asesinar si es necesario, y ello, añadido a un largo proceso evolutivo, propicia que podamos elaborar retorcidos métodos para acabar con los demás. Matábamos hace un millón de años y seguimos haciéndolo en el siglo xxi.
Siempre hemos matado. Para defender un territorio, una bandera, una fe, una superstición, pero también por amor, por rencor, por temor, por deseo, por envidia,por ego e, incluso, hasta por divertimento, o porque una vocecilla en el interior de nuestra cabeza nos ordenaba hacerlo.
Sí, matamos a amigos, parejas, hijos, hermanos, padres, compañeros, vecinos, jefes o, sencillamente, desconocidos. Matamos de forma irracional e impulsiva, pero también de manera organizada, minuciosa y buscando que cada crimen sea más placentero, más cruento y más perfecto que el anterior.
Este no es un libro de ficción. Sus páginas recorren la realidad de los más umbríos y siniestros rincones de la naturaleza humana, esos que forman parte de nuestra historia menos agradable, aquella que hemos tejido, gota a gota, con la sangre y el sufrimiento de las víctimas.