En mayo de 2013 se proclamó oficialmente el DSM-5, redactado por especialistas de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos, un «manual estadístico y diagnóstico» con el que se pretende “unificar” y “digitalizar” los diagnósticos para servir a los fines de la industria, el estado y las compañías de seguros. Clasificar en psiquiatría exhibe y discute la última expresión de esa ominosa empresa de encasillar «anomalías” que no se llegan a entender para encargar a la medicina el cuidado de las “normas” y el “orden” dejando al derecho la relación con las “reglas” y la “ley”.