«Es necesario entender por qué razón esa vigencia del psicoanálisis -les decía— dependerá de un deseo, y es un deseo nuevo, político, y podríamos decir militante, porque no podemos responder a ese real sobre la base de dedicamos a investigar eso como si fuésemos científicos, para un día encontrar la fórmula y decir: 'traeremos tranquilidad a la humanidad, a partir de mañana ellos y ellas se van a entender sin queja ninguna porque acá está la manera de hacer el amor: hache sobre jota por raíz cuadrada' (Vigencia del psicoanálisis en el 2000)".
«Se entiende que Lacan, cuando pensó hasta dónde se podría llevar un análisis, el fin del análisis, cómo sería un análisis logrado, hubiese pensado nuevos modos de ejercer el amor, más eficaces todavía. Está por verse, dados los líos que generalmente tienen los psicoanalistas entre sí, odios y amores, ya bastante con que pueda ejercer el que está anudado al Nombre del Padre. Pero más allá, es verdad que a Lacan le ocupó mucho ese tema, cómo podría ejercitarse con más sabiduría aún, el amor, qué lógica nueva, mejor, podría haber como resultado de un análisis. Bueno, pero esos son temas vinculados al fin de análisis en Lacan. Acá estamos, y eso es de uno por uno y veremos qué pasa con eso, pero, socialmente el único amor posible de ejercitar depende del amonedamiento del 'no'" (El signo de una degeneración catastrófica).