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Antonio Tabucchi

Pequeños equívocos sin importancia

Una Toscana secreta y embrujada, una estación de la Riviera, una Lisboa baudelairliana, un rally de coches de época, un perseguidor implacable de aire distinguido en un tren de Bombay a Madrás. Los cuentos de Tabucchi parecen, en una primera lectura, aventuras existenciales, retratos de viajeros irónicos y desesperados. Pero la aparente sintonía entre lo real y lo narrado se transforma de golpe en turbación y desconcierto. A modo de oblicuos «cuentos filosóficos», las historias de Tabucchi se convierten en una reflexión en torno al azar y al riesgo de escoger, una tentativa de observar los intersticios que atraviesan el tejido de la existencia. En las páginas de Tabucchi planea una inquietud metafísica que evoca Piero della Francesca, Giorgio De Chirico y Pirandello. Pero este escritor, que ama los personajes excéntricos y las vidas fracasadas, carga sus enigmas con una luz extraña: sus jeroglíficos «policíacos» son las pesquisas de un investigador que no busca respuestas, sino un mensaje, una señal, una aparición.
173 бумажные страницы
Дата публикации оригинала
2006
Год выхода издания
2006
Издательство
Editorial Anagrama
Переводчик
Joaquín Jordá
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Цитаты

  • Rafael Ramosцитирует8 месяцев назад
    Quisiera decir únicamente que habría preferido que Esperando el invierno lo hubiese escrito Henry James y Los trenes que van a Madrás, Kipling. Los resultados habrían sido indudablemente mejores. Más que un remordimiento por lo que yo he escrito es una queja por lo que nunca podré leer.
    ANTONIO TABUCCHI
  • Rafael Ramosцитирует8 месяцев назад
    Los barrocos amaban los equívocos. Calderón y otros como él elevaron el equívoco a metáfora del mundo. Supongo que les animaba la confianza de que, el día que despertáramos del sueño de estar vivos, nuestro equívoco terrestre quedaría finalmente aclarado. Les deseo que no hayan encontrado un Equívoco sin apelación. Esto, de todos modos, ya se verá.
    También yo hablo de equívocos, pero no creo amarlos; soy más bien propenso a descubrirlos. Malentendidos, dudas, comprensiones tardías, inútiles lamentaciones, recuerdos tal vez engañosos, errores tontos e irremediables: las cosas fuera de lugar ejercen sobre mí una atracción irresistible, casi como si fuera una vocación, una especie de pobre estigma desprovisto de sublimidad
  • Rafael Ramosцитирует8 месяцев назад
    Los barrocos amaban los equívocos. Calderón y otros como él elevaron el equívoco a metáfora del mundo. Supongo que les animaba la confianza de que, el día que despertáramos del sueño de estar vivos, nuestro equívoco terrestre quedaría finalmente aclarado. Les deseo que no hayan encontrado un Equívoco sin apelación. Esto, de todos modos, ya se verá

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