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Peter Stamm

El archivo de los sentimientos

  • Ivana Melgozaцитирует16 часов назад
    ¿Una carpeta sobre tu vida?

    —Me propuse hacer una—respondo—, pero al final me arrepentí. Cualquier cosa que guardara en ella, siempre sería demasiado y a la vez demasiado poco.
  • Ivana Melgozaцитирует3 дня назад
    Los ahogados vuelven a la superficie en algún momento. ¿Dónde aprende uno esas cosas? ¿Cuánto tardan, días, semanas? También emergen los muertos de mi memoria, mis padres, mis abuelos, los dos compañeros de colegio fallecidos y, a lo lejos, personas a las que no conozco, cuerpos extendidos que poco a poco suben a la superficie. Tienen un aspecto inquietante, pero no me horrorizan, me pertenecen, forman parte de mí.
  • Ivana Melgozaцитирует6 дней назад
    No creo que tuviera otros amantes, pero tampoco se lo pregunté. A decir verdad, nunca me interesó en absoluto, del mismo modo que no me interesaba su vida, a pesar de que siempre la escuchaba agradecido cuando hablaba de ella y compartía detalles conmigo. Al cabo de un tiempo llegó a parecerme que yo también formaba parte de su vida, que era como un pariente lejano al que todos conocen sólo por el nombre, pero que, a fin de cuentas, era de la familia.
  • Ivana Melgozaцитирует6 дней назад
    Tengo la idea irracional de que, cuando pienso en ella, lo percibe. En realidad, siempre he creído que hay una relación entre la Franziska real y la que existe en mi mente, que entro en contacto con ella cada vez que la imagino.
  • Ivana Melgozaцитирует6 дней назад
    De nuevo en casa, le escribo a Franziska. Lo hago más por un sentido del deber que por creer que nuestro encuentro pueda tener éxito o que vayamos a sacar de él algo mejor que mis recuerdos.
  • Ivana Melgozaцитирует10 дней назад
    Si soy sincero, no tengo ni idea de la vida que llevaba cuando yo no estaba con ella, pero cuando me imaginaba su vida sin mí, no me parecía que le faltara nada.
  • Ivana Melgozaцитирует10 дней назад
    En mis paseos por los barrios periféricos, la ciudad se me revela como un lugar extraño, la redescubro del mismo modo que antes, en mis largas caminatas, descubrí los suburbios de París. Todo parece distinto, nuevo, más bonito. Es como si estuviera viendo una película hecha a base de planos generales. Toda persona que veo está a cierta distancia. Es como si nos repeliéramos, como dos polos iguales de un imán. Así me imagino la vida de los primeros seres humanos, los veo recorrer los bosques, cazar, recolectar frutos secos y bayas, pero cada vez que se tropiezan con un congénere, lo evitan, hay sitio y alimento suficiente.
  • Ivana Melgozaцитирует23 дня назад
    en realidad nunca leo las carpetas, me conformo con que estén ahí y se mantengan actualizadas. Ni siquiera he mirado las dedicadas a Franziska, del mismo modo que uno no mira los días que ha pasado con un ser querido. Los vives uno tras otro, y cada día nuevo sustituye al anterior, se le posa encima, como otro estrato en el sedimento de los recuerdos.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    El agua estaba oscura, casi negra. Cerca de la orilla, noté los largos tallos de las plantas subacuáticas, que aquí crecían hasta la superficie y me rozaban las piernas. Yo hundía la cabeza en el agua tras cada brazada y mantenía los ojos abiertos. Entonces, a través del agua turbia, como una clara premonición, vi el cuerpo de Franziska delante de mí.

    Ella se sumerge y yo la sigo a esas tinieblas. De pronto el agua se aclara, y en los vestigios de luz veo su figura esbelta, las brazadas serenas y fuertes con las que gana profundidad. En un momento se gira, como si me esperara. Sonríe y me hace gestos con la mano para que me acerque. El cabello ondea en torno a su cabeza, son como los tallos de las plantas subacuáticas. Ya estoy casi a su lado. Franziska agarra mi mano, me atrae hacia ella y nos besamos. Unas burbujas de aire salen de nuestras bocas abiertas, de nuestros bañadores, me parece estar oyendo el eco de una risa. Intento agarrar a Franziska, pero su cuerpo se me resbala. Ella vuelve a tomar mi mano y sigue arrastrándome a la oscuridad, al frío, a las profundidades que se abren a nuestros pies. Sin aliento, abro los ojos. Por la otra orilla está pasando un hombre con un perro.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Me siento en un talud de la orilla, el paisaje se desdibuja, cierro los ojos. Con el sonido del agua, emergen las imágenes. Franziska y yo en la piscina, a orillas del río, a veces en uno de los pequeños lagos de la zona adonde íbamos a nadar.
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