en lo que a mí toca, ¡ojalá envejezca, [125] no entre grandezas, sino en lugar seguro! Moderación es la palabra más hermosa de pronunciar, y servirse de ella proporciona a los mortales los mayores beneficios. El exceso, por el contrario, ningún provecho procura a los mortales y devuelve, a cambio, las [130] mayores desgracias, cuando una divinidad se irrita contra una casa