Para atrapar a un asesino, tienes que pensar como uno.
La agente del FBI Sophie Anderson había aprendido a penetrar en las mentes perturbadas de los asesinos en serie, a entender sus impulsos depravados y sus deseos enfermizos, a atraparlos antes de que aumentara el número de víctimas.
Sophie se había mudado recientemente desde Australia, y empezaba a sentirse cómoda en Quantico. Se estaba convirtiendo en la criminóloga más destacada del FBI, había entablado una buena amistad con la agente Samantha Wright, y empezaba a sentir algo más que afecto por el agente Josh Marco.
El único problema eran las pesadillas… aunque las horribles imágenes no eran simples sueños, sino intensas visiones como las que sufrió de pequeña cuando secuestraron a su hermano.
Cuando algunos espeluznantes detalles que aparecieron en sus sueños concordaron con fotografías de crímenes recientes, le contó a Sam lo que sucedía, y sus visiones ayudaron a que la investigación avanzara. Pero cuando secuestraron a Sam, Sophie tuvo que confiar en sus visiones de una vez por todas, y aprender a usarlas. No pudo hacer nada por su propio hermano, pero quizás pudiera rescatar a Sam… y salvarse a sí misma.