Amor y palabras

Como no me amaras
morirían los árboles y la tierra que alimentas,
morirían las lunas y los soles,
morirían si no me amaras.

Guía del universo entero
son tus dádivas divinas,
sin ti la vida es desierto
de errantes, frías arenas
diluyéndose en el viento.
Esta tarde en ti yo pienso
cuando el crepúsculo asoma,
eres lira en tibio arpegio
y no puedo resistirme,
tu luz rebosa mi pecho.

Llegaste a mí
Filtrando tu luz,

tibio rayo de sol
al expirar la tarde,
llegaste a mí,

no te esperaba.

desnudas, trémulas

en la unidad de la materia

que nos conduce a las delicias

de los besos que nos calzan

en un derroche de amor

de este sueño que se eleva

entre la espuma de los astros,

más allá de las estrellas,

ingrávido, incorpóreo,

fabuloso milagro

que se vive en las alturas.

son albinas mariposas

aleteando junto a la mata,

como el alma de los niños

ante el cobijo de Dios.

son albinas mariposas

aleteando junto a la mata,

como el alma de los niños

ante el cobijo de Dios.

profundo creacionismo e, incluso, su imprevisto final («Llegaste a mí», «Vi cuando te ibas», «Nada es para siempre», «Mi fantasía perfecta», «Guardar las voces», «Llegaste», «A veces quiero»).

Otras veces, el amor se centra en la familia: padre, madre, hijas, nieta… Todo es amor y se manifiesta en los seres, en las cosas, en la naturaleza, en los recuerdos («Hermanos») y evocaciones, en las ilusiones.

Los sueños de amor,
obligado letargo
en ocaso irremediable,
despertaron...

La palabra me mece
como al trigo el viento,
y como fuera un milagro
eclosiona el poema
en cuyo aroma
felizmente me hundo.