Y al mismo tiempo sabes que, en realidad, no importa un comino, porque la pertinaz naturaleza del tiempo en relación con la vida no es otra que consumirla, el tiempo consume la vida hasta convertirla en huesos, hasta reducirla a polvo, como quien dice, polvo eres y en polvo te convertirás y todo eso, pero durante un instante eterno, tu trabajo podría, o no, habitar en el fuego de las neuronas, de cerebro en cerebro, en el suave silencio del tiempo, sí, del tiempo, y luego desvanecerse, o más bien precipitarse, a la nada.