La poesía de Liliana Ancalao está hecha de retazos de memorias: recientes y antiguas. Confeccionada de mapuche kimün: el conocimiento mapuche que se le va entregando con los recuerdos de infancia, la experiencia recuperada de su espiritualidad, con el estudio del mapuzugun. Está hecha de descubrimientos sobre la historia de su pueblo, que llegó a ella desde la oralidad, una historia de vida que hoy continúa documentando.
Gütxamkayaiñ, chachay, papay expresa la necesidad de seguir conversando con las ancianas y los ancianos queridos que aún están aquí, y con aquellos que nos acompañan desde otras dimensiones. Conversar, cada vez más, en mapuzugun, el idioma que llena de respuestas a la autora quien, sanando con poesía, junta los pedazos sueltos para crear hermosos tejidos de dolor y de ternura.