La descripción y la denuncia de las tiranías latinoamericanas han servido de trasfondo argumental a novelas de gran calidad literaria. EL SEÑOR PRESIDENTE -inspirada en la figura del guatemalteco Estrada Cabrera elevó a su máxima capacidad expresiva esa línea narrativa y lanzó a la fama a Miguel Ángel Asturias (1899–1974), Premio Nobel de Literatura en 1967. El relato constituye un descenso a los infiernos a través de la reconstrucción de una atmósfera de pesadilla, forjada por el ejercicio ilícito del poder y por la omnipresencia de la delación, la tortura y el miedo. La visión esperpéntica de la realidad y el lirismo descarnado logran la transfiguración de una situación histórica concreta en una realidad literaria autónoma.