La vida del arquitecto Francesco Borromini, nacido en Bissone, en el actual Tesino (Suiza), en 1599 y muerto en Roma en 1667, es la historia de una búsqueda pasional, a veces feliz, las más agitada, tan pronto íntima y elevada como pública y desdeñada, cavilada en el silencio del hogar, en el bisbisear de claustros y confesionarios y desplegada sobre el imponente escenario del Gran Teatro del Mundo; una búsqueda ejemplar de la originalidad, una desbordante creatividad de la que guardan memoria las más rupturistas arquitecturas de la Roma barroca. Aunando la ficción con una solida investigación historiográfica, Andreas Bellasi (Zúrich, 1951 — Graubünden, 2013) traza un retrato de vida profundamente empático y por momentos melancólico de aquel genio -"quizá el mayor", como así lo sugiriera sir Anthony Blunt— de la arquitectura del siglo XVII; una «biografía del alma», de perfiles sugerentes y evocativas escenografías, en la que con fuerza dramática irrumpirá la universal figura artística -esta sí— de Gian Lorenzo Bernini, il vero e proprio regista del Barocco, en un juego de luces y sombras, de espejos deformantes, en el que el celebrado artífice napolitano representará, a la manera casi de un doppelgänger, el papel de antagonista y enemigo del nunca bien apreciado y en menos comprendido Borromini. Una obra que emparenta, por derecho propio, con la gran ficción biográfica centroeuropea, con cumbres tan brillantes como Stefan Zweig, Emil Ludwig o Hermann Broch.