Tinta invisible

Pero, ¿hasta qué punto la imaginación es distinta de la mentira?

Había completado el camino de la mirada del artista. Observación-memoria-imaginación. Los tres pasos de la lente de aumento.

Minimizar el papel de la suerte en la configuración del canon cultural me parece una enorme ingenuidad. Minimizar el papel de la suerte en nuestra existencia me parece un ejercicio de soberbia que suelen llevan a cabo los más favorecidos por ella.

Fernando Pessoa lo expresó atinadamente en El libro del desasosiego: La obra concluida es siempre la sombra grotesca de la obra soñada.

Escribimos y leemos para olvidar que vamos a morir, para escapar del absurdo de la existencia. Creo que ese es el motivo por el que nos obsesionamos con las historias. Como Borges, Dickinson u Onetti. Inventamos historias para olvidar que nada tiene sentido. Para evitar la locura.

Los seres humanos somos como Scheherezade, nos contamos historias porque mientras lo hacemos olvidamos que vamos a morir.

Él argumentaba que una biblioteca personal conformada por 30 mil libros que ya has leído tiene mucho menos interés que una conformada por 30 mil cuyo contenido aún no has descubierto. La obsesión, quiere decirnos Eco, es con la lectura, no con el objeto.

mientras seamos los dueños de las palabras inútiles, de las historias, seremos insustituibles. Si algún día ellos consiguen crear historias como las nuestras, estaremos perdidos.

paradas con el trabajo de un funcionario. En su desprecio hacia los humanos, Radius también señala claramente lo que nos diferencia de los autómatas, lo que nos humaniza: nosotros somos capaces de crear palabras inútiles, ellos no.

Allí donde el homo ludens y el homo narrans se cruzan, estoy convencido, es donde residimos como seres humanos.