Como lo demuestran los casos recientes de Timor Oriental y Kosovo, el reconocimiento de nuevos Estados es un asunto de la mayor actualidad. Para comprender cabalmente procesos de esta naturaleza resulta fundamental el antecedente hispanoamericano, y en particular el de la República de Colombia (1819–1831), que encabezó durante su breve existencia la pugna diplomática independentista en la difícil coyuntura de las restauraciones europeas. ¿Cómo elevarse al rango de nación en un ambiente eminentemente hostil? Esta obra sugiere que la publicación de artículos de prensa, folletos, libros, mapas y grabados por parte de los agentes de los nuevos regímenes permitió la consolidación de una retórica propagandística, encaminada a desvanecer los temores de contagio revolucionario en un mundo aún exhausto por las consecuencias de la experiencia francesa. En esa medida, la invención de una artillería discursiva constituye un requisito fundamental de la negociación y la suscripción de tratados con las grandes potencias. Por lo tanto, el propósito de este libro no es tanto la historia de los convenios suscritos por el gobierno de Bogotá con los gabinetes occidentales, sino el estudio del debate colombiano o, lo que es lo mismo, de la guerra de papeles e imprentas que hizo eco a los enfrentamientos bélicos y saldó definitivamente nuestra transformación política.