Julio Floréz es quizás el poeta colombiano que con mayor vigor ha calado en los sentimientos de nuestro pueblo. Sobreviviente del romanticismo, admirador de Bécquer y de Víctor Hugo, pugnó por apropiarse de las enseñanzas de los simbolistas. Su poesía, llana y a la vez elaborada rítmicamente, resultó amarga, sombría y en ocasiones incluso macabra, fiel testimonio de un país que al asomarse el siglo XX se encontraba deshecho por las guerras civiles, despojado impunemente de buena parte de su territorio, empobrecido y tiranizado. Combatida literariamente por muchos, la obra de Julio Flórez sigue siendo leída, cantada, vivida.