fían de la racionalidad que humilla mitos y creencias, de la inteligencia que excluye, de la duda y de la misma curiosidad. En pocas palabras, de la esencia del pensamiento científico, cuya defensa suele recaer completamente en la pequeña Lisa. Pero tranquilos, la ciencia no podría estar en mejores manos; si hay alguien que está empeñada en saber las cosas importantes hasta el fondo es ella. Y tal vez es precisamente en el enfrentamiento y en los diálogos, a menudo tensos, entre Lisa y el resto de personajes donde Los Simpson consigue representar los rasgos más ambiguos y complejos de lo que es la ciencia hoy, en el imaginario global de este inicio de milenio.