Una idea brillante: poner un telo para siestas. Exprimirse la cabeza, quedar como un conductor para que la idea brille a través del cuerpo y la mente, para luego inflarse de comida hasta ser un globo. El protagonista de Si esto es descansar, vive estas y muchas transformaciones más, al ritmo de metáforas: “Flaco como antena, pobre como un perro, con la ubicuidad de un vagabundo, con el culo cerrado como una peluquería los lunes”. A raíz de su idea única, porque nadie puede tener más que una sola idea brillante, surgen situaciones y reflexiones también únicas. El universo de la novela se construye y destruye a sí mismo. Nunca elige el lado fácil o predecible, hay un juego con el lenguaje que compone un registro y tono original, propio del sistema onírico que se teje durante los capítulos del libro. El escenario varía entre los telos para siestas, un departamento, una cárcel, un casino, la calle. Hay ironía, ansiedad, un destino inalcanzable, minas y apuestas. El creador de los telos para siestas no puede descansar, ni soñar, en el mundo que se inventa, pero parece formar parte del sueño de sus clientes, de una red de sueños que crece fuera de su control. — Diego Font