En un examen minucioso en torno a los modelos críticos con los cuales se piensa el arte en América Latina, Ruptura y continuidad otorga un amplio panorama acerca del devenir metateórico de lo latinoamericano desde su conformación durante las décadas de los treinta y cuarenta como modelo de identidad cultural integracionista, y su fórmula como “arte latinoamericano” entre los cincuenta y setenta, hasta la crítica de dicho modelo entre los ochenta y noventa.
Gabriela Piñero se centra especialmente en la transformación de una teoría crítica del sur que, pese a responder a la amenaza imperialista del norte en tanto avance de la modernidad occidental, había heredado las mismas premisas y nociones de su proyecto. Ramírez, Mosquera, Richard y Camnitzer formarán parte de esta «nueva crítica» que, para Piñero, apunta a reconsiderar la lógica de acción con la cual el arte latinoamericano se concibe políticamente, es decir, en miras a reconfigurar sus modelos de politicidad a partir de una compleja relación de ruptura y continuidad respecto de las conceptualizaciones, dicotomías y lógicas que atraviesan las discusiones en torno a lo latinoamericano.