Todo arranca con un nacimiento: un padre contempla tras el cristal de la maternidad a su hija que duerme plácidamente. En la mano, ese padre sostiene el libro de familia para inscribirla en el registro civil. Ese libro de familia es el punto de partida de una indagación en el pasado en la que se entremezcla lo biográfico y lo novelesco. Una indagación en la que se suman recuerdos, documentos oficiales, viejas fotografías, testimonios de otras personas y lugares revisitados. Una indagación que, siguiendo un quebradizo hilo de Ariadna, permite aventurarse en busca de las señas de identidad de un ser humano y en los rastros de su familia. Esta novela autobiográfica nos sumerge en el evanescente y melancólico universo Modiano. Y así, van apareciendo el acta del matrimonio de sus progenitores, en la que su padre, judío, figura con un nombre falso porque Francia estaba en plena Ocupación nazi; los inicios de la carrera cinematográfica de su madre a los dieciocho años en Amberes; el recuerdo de un viaje en tren con su padre, que vivía escondido para evitar las redadas; el instante en que saliendo de una librería en los años setenta el protagonista percibe de golpe que su juventud ha terminado; la búsqueda de su partida bautismal en Biarritz… Y también asoman por estas páginas edificios, calles, cines y cafés de París, la ciudad de Alejandría y una portentosa galería de personajes singulares, misteriosos, incluso fantasmagóricos, como aquella vieja estrella japonesa de Hollywood que vivía en el París ocupado… Historias, peripecias, recuerdos que van envolviendo al lector en esta prodigiosa pesquisa sobre la identidad que se abre y se cierra con la hija recién nacida, a la que «nada le perturbaba el sueño. Todavía no tenía memoria»