En este libro, que se inscribe dentro de la fenomenología de lo imaginario que constituye la parte más conocida y valorada de la obra de Gastón Bachelard, el filósofo francés se detiene en los sueños que despierta la contemplación de una llama solitaria. La llama tiene una gran capacidad productora de imágenes y de allí la riqueza metafórica que ha sabido inspirar. En el camino de sus reflexiones Bachelard encuentra algunos nombres de poetas capitales que, como en el caso de Novalis, T. S. Eliot o de Octavio Paz, son referencias concretas que se insertan en el curso general de su pensamiento iluminando por una parte el alcance de sus precisiones y por otra el de los poetas citados.