Ver y comprender el pasado desde otra perspectiva y otra narrativa: ése es el legado de un ciudadano de nombre desconocido que fotografió la ciudad de México entre 1910 y 1918. La historia de este archivo hasta ahora inédito es doble: por un lado, constituye una narración de la vida privada de los ciudadanos durante esos años, y, por otro, vuelve visible los efectos que tuvieron los acontecimientos revolucionarios en la ciudad y sus habitantes. Las imágenes ponen de manifiesto cómo la marmórea ciudad porfiriana de “Orden y progreso” se va transformando, con el tiempo, en la ciudad posrevolucionaria de cemento, caos y contrastes visuales. El valor excepcional de este conjunto de imágenes es no sólo registrar eventos de relevancia como las fiestas del Centenario, los destrozos de la Decena Trágica o la llegada de Villa y Zapata a la ciudad de México durante ese periodo, sino constituir una visión distinta y significativa de ese momento: la del ciudadano común, que intenta organizar y dar sentido a los fuertes cambios en el espacio social mediante el uso de la fotografía.