He aquí una novela mítica, hallada en un baúl y publicada póstumamente.
Un libro escrito en pleno siglo XIX pero que se inspira en las novelas epistolares del XVIII. De hecho, esta pequeña obra maestra de delicadeza nos transporta a la fascinante época de la Ilustración, a aquellos salones donde se pensaba en voz alta, donde las conversaciones sobre la filosofía y el amor, casi juegos de mesa, eran el centro de la vida para los más privilegiados. Sesenta años después de la muerte de la duquesa de Vaneuse en 1766, alguien pone en orden sus papeles y nos revela una historia de amor imposible: la que secuestra la vida de una mujer tan sofisticada como inteligente, tan irónica como melancólica. Y cuya fineza de espíritu crece a lo largo de estas páginas hasta su inolvidable, y nada artificioso, final. Una mujer presa de un amor contra el que se defiende. Así podríamos definir a la protagonista de esta novela atemporal, narrada con un estilo sutilísimo y rescatada recientemente en media Europa.