Este texto abriga una sola esperanza. Que sea útil a quienes estudian con empeño profesional la cocina, precisamente cuando este oficio encuentra cada día más fervorosos adherentes; a los aficionados del arte cibario, e inclusive a las amas de casa, que en materia de cocina muchas veces oyen repicar las campanas y no saben dónde es la misa. Y ¿Por qué no decirlo? asimismo a los profesionales del fogón, quienes en el aquelarre de los peroles y trinchantes es posible que olviden o confundan un término, el nombre que lleva un suculento guiso.Este libro en el curso de su preparación, ha tenido varias obsesiones. En primer término, la de registrar en sus páginas la mayor cantidad de voquibles atinentes a la cibaria y sus circunstancias de estirpe americanista, pues es sorprendente ver cómo cambia de una región a otra el nombre de muchos de los productos o platos que tienen un mismo origen o característica, inclusive, porque muchos de esos nombres con raíces tainas, quechuas, aztecas, cumanagotas, muiscas o africanas se expresa con contagiosa musicalidad y punzante grafismo, todo lo cual ha venido en el continente a acrecentar con eficacia el caudal del lenguaje culinario sin merma del tesoro lingüístico que en este orden aportó la lengua española. En estas páginas, el autor ha recogido, tras dilatadas investigaciones y diálogos, más de 9.000 vozes en torno a la cocina y otros encantamientos de la mesa.