¿Sabéis que Lenin ahuyentaba a pedradas a los ruiseñores? Así es, lo vi por televisión, en una película de un joven director ruso. Fotografías documentales de Lenin, con su rostro petrificado tras la apoplejía. Se lo llevaron a Crimea, a la primavera, al agua, a la luz del sol, para ver si allí se sentía a gusto. Pero los ruiseñores lo despertaban de madrugada. Una de esas madrugadas salió precipitadamente al jardín, dispuesto a ahuyentarlos. Recogía piedras y se las arrojaba. De pronto se dio cuenta de que ya no podía levantar las piedras, ni el brazo: había quedado paralítico. Era la venganza elegante, exquisita, pero también granítica, de los ruiseñores en el gran revolucionario que no soportaba su canto. La venganza del artista.