Los poemas de Mario Arteca son fractales de acumulación de restos de discursos, diálogos entre disciplinas, articulaciones semióticas que engendran artefactos de ritmo y de sentido, siempre prestos a un nuevo encadenamiento, una nueva sinapsis, una nueva expansión discursiva.
La selección realizada por Carlos Battilana y Carlos Nosotti nos sumerge en una obra erudita, caleidoscópica, poliédrica, cosmopolita en la que el poeta desrealiza la lengua para volverla espacio de alucinación. El recorrido propuesto culmina con una entrevista en la que, en diálogo con Mario Arteca, se construyen y comparten reflexiones metalingüísticas de su pensamiento.
De carácter antológico, delineando un derrotero seguramente subjetivo y parcial, pero también representativo de distintos aspectos de las obras abordadas, el puntapié inicial de la Colección Estaciones tiene un nombre insoslayable: Mario Arteca. Disruptiva, intertextual, omnívora, proliferante, tensando -cuando no haciendo estallar— los parámetros de lo que se entiende como “poema”, la propuesta de Arteca -que irrumpió como un cometa en el agitado panorama de la poesía argentina de comienzos del 2000— es tanto un desafío como un festín para el lector.