Abigail Montgomery es una joven profesora. Un día se topa con un gruñón, muy sexy por cierto, que la confunde con una secuestradora de niños. Abby, como la conocen sus amigos, no está dispuesta a tolerar aquel ridículo mal entendido, peor aún cuando acaba de quedarse sin empleo y tiene una persona muy importante por quién velar. El amor solo le ha traído decepción; las secuelas de su pasado la marcaron profundamente, y todavía la atormentan. Abby no quiere saber nada de los hombres. Cole Shermann es un empresario treintañero de pocas pulgas que se ha hecho a sí mismo. Se dedica a crear programas de software para ordenadores en su gigantesca corporación, lo cual le representan ingresos cuantiosos. Cole se siente culpable de una tragedia que dejó a Hannah, su pequeña hija de cinco años, sin una figura materna. No está dispuesto a involucrarse sentimentalmente con nadie. Al menos no, hasta que Hannah llegue a la universidad. Hannah desconoce los miedos y conflictos de los adultos. Solo quiere que Abby sea su amiga, así que no se explica por qué su papá intenta alejarla de su lado. Pero todo cambia cuando una noche se entera que Abby será su nueva profesora particular. A Hannah le parece muy gracioso lo que hacen los adultos, en especial después de sorprender a Abby y a su papá, besándose.