La historia de un siglo de cine en Cuba, iniciada cuando aún no se había alcanzado la independencia del coloniaje español, se convierte en el testimonio de los cambios ocurridos en la sociedad cubana de ese período –por lo general, bajo la influencia extranjera— hasta que el propio cine va haciéndose un arte auténticamente nacional. La narración se acompaña del contexto social en el que se desarrolla la realización cinematográfica y pasa a ser así una amena reflexión sobre varias facetas de nuestra cultura. Al final de la obra, en una especie de inventario de recuerdos personales, el autor agrupa notas de carácter divulgativo y testimonial, la experiencia viva de quien también ha sido protagonista de esta historia.