Cada uno de los cuentos de Onetti es un pedazo de esta realidad que, a medida que se amplía se enriquece de matices producto del tiempo que transcurre. Onetti retoma sus primeros cuentos y los rescribe introduciendo en ellos nuevos elementos, diálogos más complejos, detalles más precisos. Es como si con cada reescritura aproximara más la lupa y descubriera un mayor sentido. Y son estos acercamientos los que luego aparecerán en la novela, como rasgos de una realidad que ha estado ahí siempre.