Los Miralles, una atípica familia valenciana, están convencidos de que el manzano que crece en el patio de su alquería es de origen divino. De hecho, creen que es el mismísimo Árbol del Bien y del Mal, el mismo del que comieron Adán y Eva embaucados por una serpiente parlanchina. Desde hace generaciones, tienen una única misión: vigilarlo noche y día para que nadie vuelva a probar jamás el fruto prohibido.
Partiendo de esta premisa tan increíble como verosímil, Kike Cherta indaga en las dudas y paradojas propias de cualquier tradición, en las influencias y las dinámicas familiares, en la culpa asociada a las raíces. Envuelta en un aura mágica que casi no deja diferenciar lo que es real de lo que es milagro, la novela se nutre de un punto medio ideal entre trascendencia y humor. Su descripción de costumbres y paisajes bebe de la idea de la España vaciada, pero no olvida la importancia de una trama y unos personajes únicos, que son quienes dan auténtico sentido y ritmo a la obra. Un libro que nos descubre uno de los debuts más originales y ambiciosos de la literatura española de los últimos tiempos.