La menor y menos conocida de las hermanas Brontë, Anne, logró reflejar
con maestría en su primera novela a mediados del siglo XIX temas tan
actuales como lo son la precariedad, el status social, el feminismo y el rol de la mujer, la moral, o la lucha interna por encontrar el lugar de uno (el lugar de una), en la sociedad.
Este es un relato íntimo, autobiográfico, narrado a través de las distintas
voces interiores con las que la protagonista, Agnes, nos va contando su vida como institutriz victoriana empleada por varias familias.
Agnes, impulsada por la modesta situación económica de su familia, decide
encontrar un empleo como institutriz, pese a la oposición de su madre y su
hermana, que la consideran aún demasiado vulnerable y débil para
enfrentarse al mundo laboral.
«Aunque las riquezas tenían sus encantos, la pobreza no encerraba ningún
terror para una joven sin experiencia como yo.»
Los personajes con los que se encuentra, los niños consentidos y crueles, y la justificación que de ellos hacen sus padres, ajenos al mundo y a la pobreza que rodea a las familias privilegiadas; su lucha interna por la falta de pertenencia: demasiado educada para relacionarse con la servidumbre,
pero una empleada al fin y al cabo que tampoco puede interactuar libremente con la familia, y sus cuestionamientos de la moral y la sociedad
de la época victoriana, hacen que podamos encontrar una identificación y
una vigencia actual de su relato aún en el día y el momento actual del siglo
XXI en que nos encontramos hoy.
Anne Brontë (1820–1849) fue una novelista inglesa y la hermana menor de las novelistas Charlotte y Emily Brontë