Dominic Wolfe, uno de los empresarios más astutos de Nueva York, debería haber sabido que una aventura de una noche, por magnífica y apasionada que hubiera sido, no era motivo suficiente para casarse. Pero no era a su cabeza a lo que estaba obedeciendo cuando le pidió a Sierra que fuera su esposa.
Tampoco ella se había parado a pensar demasiado. Estaba empeñada en enseñarle que había más cosas en la vida aparte de reuniones y fusiones. En poco tiempo, Dominic empezó a preguntarse si aquella era la mujer adecuada…