halla modernamente quebrado y desintegrado, es decorativo, analítico, intelectual, y su poder de fascinación, su capacidad innata para un efecto cosmopolita, planetario, proviene de allí. Su arte es el más sensacional de los autorretratos y de las autocríticas del ser alemán que imaginarse pueda, resulta apropiado para hacerle interesante lo alemán incluso a un asno de extranjero, y el hecho de ocuparse apasionadamente de él es siempre, al mismo tiempo, un apasionado ocuparse de eso propia