Los sueños son textos satíricos, escritos entre 1606 y 1621. La obra fue recogida en un solo volumen por primera vez en 1627. Se trata de narraciones de inspiración lucianesca en que se ironiza sobre diversas costumbres, oficios y personajes de la época.
El Sueño del juicio final es quizás el mejor ejemplo del propósito de este libro.
Francisco de Quevedo hace una sátira de las distintas profesiones y estatus sociales. Aquí aparecen juristas, médicos, carniceros, hidalgos, poetas, astrólogos. La obra incluso se refiere a los malos practicantes de las distintas religiones, con alusiones a Mahoma, Lutero y Judas.
La presente edición se compone de:
— «Sueño del juicio final» (llamado también después El sueño de las calaveras), aparecido en 1606;
— «El alguacil endemoniado» (retitulado El alguacil alguacilado), aparecido en 1607;
— «Sueño del infierno» (o Las zahúrdas de Plutón, en otra versión), aparecido en 1609;
— «El mundo por de dentro», aparecido en 1612;
— y el «Sueño de la muerte» (también conocido como La visita de los chistes), aparecido en 1621.Destacan por su reflexión religiosa, tres relatos que encontramos dentro de la obra, el «Sueño del juicio final», junto con el «Sueño del infierno» y «Sueño de la muerte», aluden directamente a tres de las postrimerías (Juicio, Infierno, Muerte).
El tema general, como ya se ha dicho anteriormente, es la satirización de los humanos viciosos. Lo que va cambiando son los diferentes personajes que aparecen.
Quevedo es un espíritu crítico y satírico, y también un moralista, un censor que vive con angustia la decadencia española, que le empuja a crear su propio infierno, pero basándose en dos clásicos: Virgilio y Dante.
El título completo de estas piezas de Francisco de Quevedo, a medio camino entre la crónica y la narración, es Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños, en todos los oficios y estados del Mundo. El texto fue escrito, poco a poco, entre 1606 y 1623, y de él circularon abundantes Manuscritos, aunque no se imprimieron juntos hasta 1627.
Se habla aquí de oficios y personajes, siempre con una intención crítica y de denuncia casi periodística. Todo ello con un andamiaje narrativo (incluidos los diálogos) en los que hay una presentación, una exposición de personajes y hechos y un epílogo.