De hecho, diría que, en la actualidad, el trabajo más consiliente —no digamos estimulante— proviene de individuos con formación de crítico cultural: libros como La botánica del deseo: el mundo visto a través de las plantas, de Michael Pollan, con su mezcla de Nietzsche y Richard Dawkins; las secciones sociopolíticas en Nadie pierde: la teoría de los juegos y la lógica del destino humano, de Robert Wright, y los escritos posteriores de este sobre la guerra contra el terror; el trabajo de Gladwell tanto en La clave del éxito como en Blink: el poder de pensar sin pensar, donde recurre con la misma soltura a la teoría del marketing y a la neuropsicología.