Juan
Ramón Jiménez, Premio Nobel de 1956, convirtió su Platero -el borriquillo que paseaba al poeta en las tardes de Moguer— en una figura legendaria tan popular como Alicia o el Principito. Con un lenguaje exquisito y a la vez
sencillo, lleno de hermosas metáforas y de elementos visuales, supo crear un mundo de relaciones con los asuntos más nimios y cotidianos para realzar sus valores. Se editan en este volumen los 63 capítulos que Juan Ramón seleccionó
en 1914 para la Biblioteca Juventud de la editorial La Lectura.