Su opinión no se basaba en nada o, mejor dicho, se basaba en su oculto despecho al ver en su tierra un rival que competía con la fama de sabio de la que él gozaba. No es que Pelino fuera un químico, lejos de eso, pero era sabio, era gramático. Nadie podía escribir en Tubiacanga sin recibir alguna crítica del capitán Pelino.
Vilma Rodriguezцитирует7 месяцев назад
El capitán Pelino, maestro de escuela, redactor de La Gaceta de Tubiacanga y afiliado al Partido Situacionista [16], sentía antipatía por el sabio. “Ya verán –decía– quién es ese tipo… Un estafador, un aventurero o, tal vez, un ladrón escapado de Rí
Vilma Rodriguezцитирует7 месяцев назад
scéptico Belmiro, antiguo estudiante que vivía a costas del “Dios proveerá”, bebiendo aguardiente en las tabernas.