¿Será verdad que escuchar a Mozart hace más inteligentes a nuestros hijos? ¿Por qué hay siempre música clásica ambiental en los restaurantes de lujo? ¿Es verdad que a las vacas les gusta la ópera y a los tiburones, Barry White? Darwin pensaba que nuestros antepasados utilizaban la música para el cortejo y que era esta la que más tarde llevaba a las palabras. Otros creen que la música tiene el mismo papel en la evolución que un delicioso pastel de chocolate: ninguno. Pero una cosa sí que es cierta: todos escuchamos música y tiene un efecto distinto en nuestro humor. Pero entonces ¿cuáles son exactamente los mecanismos por los que la música nos proporciona placer? La ciencia no ha sido capaz de dar una respuesta todavía, pero en los laboratorios la investigación no cesa. Desde los neandertales a Metallica, desde Pitágoras a la neurociencia, este libro nos explica todo lo que las investigaciones más punteras tienen que contar con respecto a nuestra relación con la música y acaba por hacernos un certero retrato del nacimiento de una nueva ciencia.