El lenguaje puede transformar la realidad y puede generar también violencia. A ese abismo se asoma este libro valiente y necesario: ¿cómo hablar de la violencia desde un idioma heredado, desde un idioma que ha permitido que exista esa violencia? Bibiana Collado Cabrera es consciente aquí de que solamente las palabras —violentas, incómodas— pueden hacer que lo oculto salga a la luz, para señalar el daño y apuntar hacia el lugar donde se esconde la herida, para que el recuerdo del golpe cicatrice, o para dar aviso a las demás: esto hay que contarlo, esto tiene que saberse. Violencia entra de lleno en el mecanismo de los malos tratos, y nos reprocha desde su aparente intimidad. ¿Qué clase de sociedad lo permite? ¿Cómo poner fin a la violencia sin participar de sus leyes?