Cosas que describía allí como experiencias íntimas ahora son sólo palabras, vivencias olvidadas y ajenas, y por más que hurgue en mis recuerdos ya no soy capaz de poner rostro a esas personas. Quizá este afán de revivir experiencias vividas se deba a que no conservo nada del pasado, a que en cierto sentido en mi vida todo es como un manantial incesante, y cuando deja de fluir la corriente, se seca por completo.