A partir de mediados del siglo XX la idea de “mejorar” la raza y prolongar la vida empezó a ganar terreno, y hacia la década de 1990 se materializó en un movimiento filosófico llamado “transhumanismo”. En el siglo XXI, las élites globales y el Foro Económico Mundial tomaron la iniciativa para acelerar y ordenar este cambio de paradigma, y trabajan para que comencemos a naturalizar ideas como la de vivir en Marte o fusionar lo biológico, lo tecnológico y lo físico. Ya no se tratará de la supervivencia de los más aptos, sino del diseño específico de los seres. La posición de creación, guía y control, le pertenecerá a la propia raza, o al menos a una parte de ella.