A Liu Zhenyun le llevó tres años escribir esta novela, la más grande y madura de su acervo literario.
La primera parte describe el pasado: Moisés Wu salió de Yanjin para encontrar a la única persona con quien «podía hablar», su hijastra. La segunda parte narra el presente: Niu Aiguo, hijo de aquella querida hijastra, también emprendió un viaje desde Yanjin men busca de un amigo con quien hablar. Ambos salieron y tardaron cien años…
Los personajes y los acontecimientos de “La palabra que vale por diez mil”, la organización social y familiar, ofrecen la posibilidad de un diálogo entre seres humanos y sobre todo una conversación que permite trastocar el alma, despertar compasión.
El universo chino se manifiesta ante Occidente como un mundo distinto culturalmente pero en el que coinciden los aspectos más humanos. Liu Zhenyun muestra un país marcado por las revoluciones políticas, culturales y sociales de los últimos siglos. Fruto de ellas, la desorientación, la pérdida de los valores ancestrales y el progreso asimétrico tiñeron una sociedad china centrada más en sobrevivir que en vivir. La soledad de sus personajes nos enseña un rostro de China que el autor narra con agilidad no exenta de crudeza.